viernes, agosto 12, 2005

Salvajismo sutil

(Salvaje: bestial, cruel, brutal, bárbaro, atroz, infame, inicuo, fiero, feroz, intratable)

Está claro que la polisemia caracteriza a los conceptos cada vez con más frecuencia, y que vivimos en un mundo semiótico que ha estallado en mil pedazos.
El problema del concepto de "salvaje" es un problema absolutamente actual. Dejando de lado el costado antropológico clásico del asunto, me asombro de las prácticas salvajes de una civilización tan posmoderna y almidonada (muy políticamente correcta y muy derechos humanos).
Los mismos medios que conmemoran y repudian el salvajismo de antaño, contienen publicidades de un salvajismo sutil.
El caso es paradigmático: en la Revista del 27 de abril pasado se publica un artículo algo impresionante, que contiene fotografías tomadas por un nazi en el interior del Ghetto de Varsovia en 1941. Las fotos son testimonio del horror cotidiano de entonces.
Un elemento salvaje salta a la vista, en los cuerpos, las miradas, las ausencias. Otro, no es tan evidente.
Entre las páginas que muestran el carro de los muertos y el niño moribundo, encontramos a todo brillo una publicidad de un automóvil que te trata de vos y te dice que ése es "tu lado salvaje". Ése, y no el Ghetto de Varsovia.
Insiste en el epígrafe: "El control es todo para vos. Se siente en todo tu cuerpo...".
Develar la sutileza puede ser un acto de justicia poética: si esa publicidad se encuentra justo en medio de la memoria colectiva, es porque de eso se trata: una de tantas infamias indecibles.
Aquí hay algo que decir y no sé cómo articularlo. Es el problema del sujeto ante la realidad construida en los medios. Es el problema del yo en un contexto de realidades virtuales y virtudes irreales.
Creo que no, que no están diciendo que conducir un automóvil (ése en particular) puede ser un acto de salvajismo equiparable a un holocausto.
Es otro salvajismo, uno nuevo, uno que está bien... Ser salvaje también es subirse al auto y acelerar y escapar a la velocidad que tu cuerpo resista. Es apretar el freno en el momento justo. Resistencia, justeza: salvajismo posmoderno.
Quizás nos dicen que no importa el mix simbólico. Porque ya casi nadie percibe las sutilezas y porque la coherencia no es un criterio de venta.
Me han llamado susceptible, suspicaz, maliciosa, quisquillosa, desconfiada y escrupulosa por hacer estos señalamientos. Me han dicho que me dedique a cosas más productivas, que me resigne a este mundo.
No sé qué responder a esto. No sé qué decir de la indolencia. Porque hay mucho de eso: de abandono, de apatía, de desidia, de lasitud, de indiferencia.
Los elementos simbólicos no son inocuos, vacuos, pueriles, nimios. Son centrales, son constitutivos del sujeto, lo definen, lo involucran en el mundo de una manera más o menos determinada. No son arbitrarios, aunque sean casuales.
No puedo no pensar en estas cosas. No puedo no escribir sobre ellas. No me pregunten a mí por qué. Es un porqué mal dirigido, es un porqué que debe estar apuntando hacia otros sujetos, quizás hacia los que contribuyen a la polisemia de los símbolos desde espacios donde prima la idea de que hay que darle al público lo que el público cree que desea.

2 Comments:

At 12 de agosto de 2005, 10:58 a. m., Anonymous Anónimo said...

PD: Texto viejo. El 27 de abril pasado fue como del 2001 o algo así. Igual, va.

 
At 15 de agosto de 2005, 8:55 a. m., Anonymous Anónimo said...

si, cyn: "susceptible, suspicaz, maliciosa, quisquillosa, desconfiada y escrupulosa", por suerte. por suerte para nosotrxs y para la justicia poética.
entre el holocausto y sus ghettos y el marketing y sus estudios, para mí (bueno, entendiéndolo gracias al aporte de unos buenos muchachos franceses) hay una autopista sin peaje...y mirá que ahorita te cobran peaje para ir a cualquier lado, eh!

 

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